viernes, 10 de febrero de 2017

Chirimoya

El año pasado apareció mi nuevo libro, Chirimoya, ejemplarmente editado por Selva Hernández. Se trata de un poema dividido en tres partes, ilustrado por el talentoso Santiago Solís Montes de Oca –quien hace un par de años, por cierto, diseñó los interiores de Croquis de Carlos Mijares–. Mi tríptico no pretende otra cosa que reproducir las reflexiones que produjo en mí, mientras me comía una chirimoya, la contemplación de un escuadrón de gorriones en el momento en el que desfalcaban, con impunidad y a plena luz del día, las inflorescencias del trueno que asoma a la ventana del cuarto en el que trabajo. (Trueno o quizás mejor “troeno”, como prefería escribir Octavio Paz, más fiel que yo a la palabra francesa con la que en la ciudad de México nos referimos al aligustre de China.)
Este post pretende mostrar la preciosa edición, que puede ya conseguirse –en La Increíble Librería, por ejemplo, fundada por Selva y Alejandro Magallanes–. Chirimoya es el número 49 de la Serie H (de poesía) de Ediciones Acapulco; fue impreso en la Risograph EZ220 de esa editorial, y se hicieron 300 ejemplares. Gracias a Selva Hernández y a Santiago Solís por hacer que las semillas del árbol que los gorriones acabaron por depositar, debidamente abonadas, más allá del Paseo de la Reforma, del otro lado de la Avenida Chapultepec, hayan producido este apetitoso y refinado fruto editorial.











__________________

Más sobre Selva Hernández en este blog:
Para un plano de las librerías de Donceles, http://bit.ly/2k9NJqQ

Más sobre Santiago Solís Montes de Oca en Siglo en la brisa:
Croquis, de Carlos Mijares, http://bit.ly/1J7bRGl  


viernes, 3 de febrero de 2017

La Gatomaquia de Vicente Rojo

Me llamó la atención que en el catálogo de la Biblioteca Nacional apareciera registrada una Gatomaquia de Vicente Rojo. Estaba buscando ediciones del gran poema de Lope de Vega, antes de escribir la presentación para la edición de La Dïéresis que vio la luz el año pasado. Por supuesto, me dejé seducir por la posibilidad de que el brillante diseñador y artista plástico mexicano hubiera ilustrado el riquísimo poema español del siglo XVII. 
Vicente Rojo en su estudio, el 13 de septiembre de 2013. La foto es mía.
El prólogo, anunciaba la ficha, era de José Emilio Pacheco, lo que hizo crecer mi interés con un añadido inesperado. Y es que, en general, la poesía del Siglo de Oro español no fue una lectura predilecta de los poetas mexicanos del siglo XX, o no de manera que se sienta su influencia (y menos en la generación de Pacheco, más interesada e infinitamente más influida por la poesía norteamericana). Al ver los datos de ubicación del volumen, advertí que el único ejemplar estaba en el Fondo Reservado, lo que acrecentó todavía más mi curiosidad. Fui hasta allá. Tuve que formalizar por escrito mi petición y aguardar unos minutos antes de tener el libro en las manos. Cuando por fin me lo entregaron sufrí una pequeña decepción, acompañada de una satisfacción que tampoco estaba entre mis expectativas.
Para felicitar las fiestas navideñas y desear un feliz 1962, a finales de 1961 la Imprenta Madero regaló la edición que motiva este post: en ella, Rojo recogió una imaginativa serie de gatos que había ido publicando en México en la Cultura, el suplemento que acababa de dejar Fernando Benítez. En el prólogo a esa edición, Pacheco traza una brevísima genealogía literaria felina con el único interés de llegar a Baudelaire; aunque menciona de pasada a Lope, no dedica ni una palabra a La Gatomaquia, el gran poema cuyo título agrupa la serie de Vicente Rojo. 
Ejemplar de Gatomaquia de Vicente Rojo, dedicado por José Emilio Pacheco a Carlos Monsiváis. Se exhibe estos días en la Biblioteca de México. Foto: Jonathan López Romo.
El propósito de esta entrega de Siglo en la brisa es publicar las modestas imágenes que hice en aquella ocasión con mi teléfono celular, para satisfacer la curiosidad de quienes siguen este blog. Reproduzco, por cierto, las dos páginas donde está el prólogo de Pacheco, por si alguien quiere volver a leerlo completo. (En la foto de arriba, que es de Jonathan López Romo, puede verse el ejemplar que el poeta regaló a su amigo Carlos Monsiváis y que estos días exhibe la Biblioteca de México de La Ciudadela). ¿Cuál es el más simpático de los graciosos gatos de Vicente Rojo que aparecen en esta rara edición que estos días cumple 55 años? ¿El Gato Felguérez, quizás? ¿El Gironella? ¿El Gato Jugando al Trenecito? Juzgue por sí mismo el lector.












____________________
Más sobre La Gatomaquia de La Dïéresis en Siglo en la brisa:
Aspecto del libro: http://bit.ly/2igEIix

Un fragmento de la presentación, http://bit.ly/2jjFgVY