viernes, 30 de septiembre de 2016

Un jardín para Luis Barragán


Aproveché la visita a la más reciente exposición fotográfica de mi amiga Martirene Alcántara, en los Talleres de Luis Barragán, en Tacubaya, para echar un vistazo a los jardines que Alberto Kalach proyectó recientemente para ese espacio.
Martirene Alcántara abraza a su amiga la curadora Sofía Martínez del Campo.
La idea de la Fundación que vigila el patrimonio del gran arquitecto jalisciense es volver a dar al jardín algo de lo que tuvo en vida de Barragán. Igual que una biblioteca, un jardín es un proyecto a largo plazo. Por esa razón me pareció buena idea tomar algunas fotografías de su estado actual, ahora que no han pasado ni dos meses desde que fue rediseñado (con todo propósito uso este verbo caído en cierto descrédito porque me gusta recordar que proviene de disegnare, que en italiano significa “dibujar”). La idea de todo el asunto es contar con un punto de referencia para el futuro, cuando el jardín se despliegue en todo su esplendor. En cinco o diez años podremos ver estas fotografías para saber cómo comenzó la historia de este jardín. 
Kalach, entre otros amigos, en el centro de la foto, el día que presentamos el libro Croquis de Carlos Mijares, en los Talleres de Luis Barragán, en enero de este año.
Tal como Alberto me hace ver, Barragán era fiel a una cierta “paleta botánica”; con fidelidad a esa paleta, pero al mismo tiempo ampliándola, como quien estudia una intención y la enriquece, Kalach ha colocado (o respetado) colorines, fresnos, tepozanes, truenos y una higuera; además, ha plantado jazmines amarillos, clivias, azucenas, floripondios y helechos arborescentes.
He aquí algunas imágenes del nuevo proyecto, oloroso todavía a su renovado dibujo genésico.










Mi amigo Pablo Rulfo bromea en el jardín de Tacubaya, el día de la inauguración de la exposición de Martirene.

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Más sobre Kalach en este blog:
Una foto de Alberto Kalach, http://bit.ly/1oaQvyR
La obra maestra de Carlos Mijares, http://bit.ly/1pVjqTH
Recados memorables, http://bit.ly/1zOOkzz


viernes, 23 de septiembre de 2016

Nagara, número 2

Mi amigo, el talentoso Israel Ramírez, doctor en letras, experto en Jorge Cuesta y miembro fundador del Seminario de Investigación de Poesía Mexicana, quien actualmente se desempeña como profesor e investigador del Colegio de San Luis, me pregunta vía twitter si tengo copia del ensayo de Jorge Fernández Granados sobre poesía que publiqué en Nagara, el suplemento literario de la revista Viceversa, en diciembre de 1997. 
En cuanto puedo, le contesto que sí, que me dé un par de días para prepararlo y enviárselo. Por fortuna, tengo un ejemplar extra de aquel número de Viceversa, así que unos días más tarde me doy el incomparable gusto de mandárselo por mensajería especializada. Antes de hacerlo, porque me parece que el asunto es de interés general, hago una foto a cada una de las páginas de aquel estupendo trabajo de Fernández Granados, uno de los primeros acercamientos a la poesía mexicana de los años noventas, que con el tiempo se ha convertido en un importante referente para los estudios de literatura contemporánea del país, con la idea de compartir las imágenes con quienes se asoman a Siglo en la brisa. Sólo espero que los lectores, que a partir de ahora tienen el documento consultable en línea, perdonen lo doméstico del método de reproducción.  



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Más sobre Viceversa en este blog:
El número de Scherer, en línea, http://bit.ly/1TUsPvD
A veinte años de su fundación, http://bit.ly/1q7lIik
Mis diez portadas preferidas, http://bit.ly/VXMFDt
De Orwell a Trotski a Viceversahttp://bit.ly/SQ5p6V
Viceversa en la historia del diseño gráfico en México: primera parte, http://bitly.com/S5fFHU; segunda parte, http://bit.ly/XDodtG; tercera parte, http://bitly.com/Ze9KW8.