viernes, 13 de mayo de 2016

Ni sombra de disturbio: siete reseñas críticas

Ahora que se aproximan las celebraciones por el centenario de La sangre devota, el primer libro de López Velarde, vuelvo a la lectura del poeta, esta vez con el propósito de prepararme para participar en un par de actividades públicas. La mañana del miércoles 25 de mayo daré una charla en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, y dos semanas más tarde, la noche del jueves 9 de junio, estaré en una mesa redonda en la Casa del Poeta, al lado de David Huerta y Antonio Deltoro. 
Hace poco más de un año se presentó, en el Museo Tamayo, Ni sombra de disturbio, mi libro de ensayos sobre el tema; este post reúne los enlaces que van a un puñado de textos críticos que acompañaron su publicación. Copio la referencia bibliográfica, el enlace que lleva a los lugares en donde pueden leerse completos y un pequeño fragmento respectivo.

Ernesto Lumbreras: “De sombras y disturbios”, suplemento Confabulario del diario El Universal, febrero de 2015
“Leí con placer, curiosidad y provecho los asedios velardianos reunidos en Ni sombra de disturbio de Fernando Fernández, quien lleva en el nombre una aliteración muy del gusto del poeta de Zozobra (1919). En los cinco ensayos que componen el volumen identifico un afán común: traer a la bibliografía sobre Ramón López Velarde nuevos asuntos y enfoques que enriquezcan, y en varios casos corrijan, la lectura de su obra y su contexto”.

Juan Villoro: “La hora actual”, diario Reforma, 1 de mayo de 2015
Ni sombra de disturbio es un jardín donde brotan pequeñas y significativas novedades. Fernández es un lector cuidadoso, pero carece de pedantería. No se adentra en las numerosas ediciones para practicar un safari de erratas. Lee por placer; comunica su gozo y su perplejidad ante las luces y las sombras velardianas, pero en el camino encuentra piedras que no deberían estar ahí. Si algo queda claro en su aventura es que estamos muy lejos de tener una edición definitiva del poeta del que creíamos saberlo todo”.

Luis Miguel Aguilar: “Velarderías”, Nexos en línea, 18 de mayo de 2015
“Pienso en cuál puede ser un buen elogio para el libro de Fernando Fernández. Siento que mi entusiasmo fue cercano o contiguo a la promisión de algo emocionante, a la víspera de ejercer un anhelo, a ‘la plétora de vida’ como la llamó el poeta. O sea que me dije, después de este libro: Ahora sí voy a leer a López Velarde”.

David Huerta: “El cristal sabio y la plegaria fiel”, Revista de la Universidad, junio de 2015
“De un solo golpe, con un libro hecho sin fanfarrias, fuera del Sistema Nacional de Investigadores y al margen de los institutos literarios y filológicos universitarios; con una enérgica voluntad de estilo y un deseo de pensar seriamente en la poesía; con un apego absoluto a los poemas, Fernando Fernández ha conseguido escribir un libro de altos vuelos, y lo ha hecho sin soberbia ni sabihondeces”.

Juan Domingo Argüelles: “Fernando Fernández y los enigmas poéticos de López Velarde”, revista Este País, agosto de 2015
“Con dedicación y precisión de cirujano, Fernando Fernández va examinando poemas y versos, ideas e influencias, equidistancias y confluencias, auxiliado por los estudios y testimonios de otros adictos de la poesía de López Velarde con cuyas opiniones unas veces está de acuerdo y otras no. El estudio de los primeros poemas de López Velarde arroja mucha luz sobre lo que será su obra madura, y en este punto el autor de Ni sombra de disturbio es particularmente incisivo en sus ejemplos y paralelismos”.

José Homero: “Ora el ensayo”, revista Letras libres, agosto de 2015
Ni sombra de disturbio […] revela más valía que los estudios de analistas académicos cómodos con sus supuestos y puestos: encuentra errores y desface entuertos. Por su frescura, por su cuidado y, en fin, por su discreción, le auguro una categoría de clásico de los estudios velardianos”.

Alejandro Silva Solís: “Ni sombra de disturbio, de FF”, revista Crítica, octubre de 2015
"Antes de entrar en mate­ria, debo men­cionar que no soy experto en Ramón López Velarde; y añadir que eso no me impidió dis­fru­tar la lec­tura de Ni som­bra de dis­tur­bio, como había pen­sado cuando vi el vol­u­men en la libr­ería del Pala­cio de Bel­las Artes. De inmedi­ato me llamó la aten­ción porque los libros de la edi­to­r­ial Auieo, y de la colec­ción Auto­ria, a la que pertenece el de FF, me gus­tan por su dis­eño y cuidado edi­to­ri­ales; pero decidí no com­prarlo porque se ded­i­caba a estu­diar la obra de López Velarde, poeta cuya obra se me ha rev­e­lado escur­ridiza, como un pez que se escab­ulle de la mano. Así que man­tuve ese pre­juicio hasta que obtuve Ni som­bra de dis­tur­bio para escribir esta reseña. Entonces me di cuenta de que había estado equiv­o­cado, ya que FF se esfuerza porque el lec­tor no espe­cial­izado se interese y com­prenda lo que escribe”.

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La foto de la presentación de mi libro es de mi hermano José María; en la mesa, en el orden de costumbre, aparecen el editor del libro, Marco Perilli; David Huerta; quien esto escribe; Luis Miguel Aguilar y Juan Villoro. Los retratos de los autores de la notas críticas provienen de la red.

Más sobre Ni sombra de disturbio en este blog:
Fotos de la edición, http://bit.ly/1u1HBnC
Una errata pertinaz, http://bit.ly/1R3E42m
La presentación en el Museo Tamayo, http://bit.ly/1SvPw5I



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