viernes, 30 de enero de 2015

Juan Almela: últimas fotos

Fue una de las últimas series de retratos que le hice, esta vez con la cámara de mi teléfono celular. Acababa de aparecer mi libro sobre López Velarde y fui a llevárselo en persona. Juan hizo verdaderos esfuerzos por leer el título, cosa que no consiguió. Era el 4 de noviembre de 2014. Murió sólo seis semanas después, el sábado 20 de diciembre. Aquí un pequeño testimonio de sus últimos días.






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En la imagen a la derecha, Juan Almela en Chapultepec a mediados de la década de 1990. 

Más sobre el gran poeta Gerardo Deniz en este blog:
En sus 80 años, http://bit.ly/1sDZm8f
Sobre Red de agujeritos, http://bit.ly/12RrW9H
Noticias recientes, http://bit.ly/V95VkF
Una entrevista de 1993, http://bit.ly/1oyaGVn
Cuadernos y dibujos infantiles, http://bit.ly/9dkSDa
Deniz, lector (1), http://bit.ly/hs2IA1
Deniz, lector (2), http://bit.ly/ii4qxC

viernes, 23 de enero de 2015

Mario González Suárez, retratista


Todos los inicios de curso, desde hace más de cuatro años, cuando fundó la Escuela Mexicana de Escritores al frente de un grupo de colegas entusiastas, Mario González Suárez hace un retrato de cada uno de los alumnos de nuevo ingreso –y de los maestros, si fuera el caso–, quienes ciclo tras ciclo llegan a enriquecer la comunidad de esta institución educativa independiente enclavada en el corazón del barrio de Coyoacán. 
La semana pasada, Mario publicó en Facebook la nueva serie de retratos, la que corresponde al semestre que acaba de empezar. Atendiendo a una idea tan vieja como el proyecto fotográfico mismo, elijo mis imágenes preferidas para compartirlas con quienes siguen este blog. Las calidades de este nuevo grupo de fotografías, sus intenciones y su belleza son suficientemente elocuentes del notable trabajo como retratista de uno de nuestros narradores más sólidos, de quien la editorial ERA acaba de relanzar su novela más conocida, De la infancia
A continuación, algunos de los rostros de los escritores, jóvenes o no tan jóvenes, que acaban de incorporarse a una de las instituciones educativas más frescas y promisorias con que cuenta la ciudad de México.

Abraham Vidal

Tania Niebla

Eduardo Antonio Parra

Ana Karen Rangel

Gabriel Rivero

Ana Sofía Rubio Badán

Ricardo Bernal

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Más sobre Mario González Suárez en este blog:
Otro ensayo fotográfico, http://bit.ly/111Qa30
Recibe a Amparo Dávila en la EME, http://bit.ly/111PKJS
Las fotos que reveló para mí, http://bit.ly/Y5nRw6
Lee y antologa a Bernal Díaz del Castillo, http://bit.ly/1saM07y
Estudia el Códice Borgia, http://bit.ly/1ixJ1NM


viernes, 16 de enero de 2015

Cosecha de nabos (Otumba, México, 1995)


Juan Miranda me regaló la foto el día que cumplí 33 años. Fue en una “fiesta galáctica”, si hacemos caso a la expresión de Gerardo Deniz, que estuvo también en mi comida de cumpleaños y acabó escribiendo un poema (“Murgas”, Letras Libres, agosto de 2014), en el que se refirió con esas palabras al hecho de que pasamos las horas, comiendo y bebiendo alegremente, en un piso cuarenta, por lo que

Estábamos tan en alto
que los helicópteros eran simples vilanos que correteaban allá abajo,
tan lejos que en el vago horizonte
la Torre Latino (así la llamamos)
era una remota espina trunca,
y si sus veinte pisos inferiores no eran visibles,
era a causa de la curva del planeta.

En la primera parte del poema (la segunda ocurre en un desayunador en Acapulco, en el que, de pronto, suena Scriabin), Deniz cuenta que aquel día mi madre cantó algo que en tiempos remotísimos también cantaba la suya, y que se había sentido literalmente atravesado por la emoción:

Bien entrada la tarde,
entre jirones de canciones a medias recordadas,
la voz firmada Otilia Figueroa tiró en mi cavidad paleal
del gatillo de una ballesta anterior a la de Guillermo Tell,
más robusta que las antiguas ballestas chinas que plantaban un dardo a ochocientos
            metros.
Me atravesó (por dentro) diagonalmente.
Rodé por tierra (dentro, siempre).

Tengo, como es de esperarse, algunas imágenes de ese día. Hace un par de años publiqué una serie de tres fotografías en las que aparece mi querido amigo Juan Almela acompañado de mi padre. Rigurosamente contemporáneos, hispánicos hasta la médula, con infancias salpicadas de ciertas referencias comunes, siempre se llevaron muy bien, y, tal como prueban esas fotos, cada vez que se encontraron la pasaron en grande.


Pues ese mismo día, entre otros amigos como Fernando Rodríguez Guerra, Felipe Jiménez o Sergio Vela, llegó a mi comida de cumpleaños Juan Miranda, acompañado de Norma, su mujer, y con la foto en la mano, metida en un sobre. En cuanto la saqué a la luz del día, su poderoso y vibrante amarillo resplandeció en el ámbito de aquellas iluminadas altitudes.
En la imagen, una escena campestre tomada en el pueblo de Belén, en el Municipio de Otumba, a sólo unos kilómetros de San Juan Teotihuacán, un niño aparece llevando al hombro una carga de nabos recién cosechados. Lo más llamativo de la foto, que fue tomada en blanco y negro, es que su autor la retocó cuidadosamente a mano con un plumón amarillo, coloreando de esa manera todas y cada una de las flores del campo, hasta la línea del horizonte, que remata en una suave colina azulada. En el margen inferior Juan Miranda escribió, de su puño y letra, con tinta azul: “Estas flores son especiales para el cumpleaños de Fernando Fernández. 6 junio 97. J.M.”
La foto me ha acompañado todos estos años, primero en el sobre en que Juan me la entregó, de donde la saqué hace cuatro o cinco para enmarcarla y colgarla en una esquina de mi cuarto, en donde ha estado desde entonces.
Hace unos meses la desenmarqué para escaneársela al editor Gabriel Bernal Granados, a quien le gustó más que la propuesta de imagen que le hice primero como portada de nuestro libro Contra la fotografía de paisaje. No fue fácil hacerle una correcta reproducción: mi escáner, del que hasta entonces no tenía ninguna queja, fue inútil para copiar la foto de Juan:
Asesorado por mi amigo fotógrafo, la llevé a un lugar donde la copiaron como es debido. En lo que yo hacía eso, él trabajó una versión a partir de mi desangelado escaneo doméstico y esto fue lo que resultó (lo reproduzco porque no deja de tener encanto):
Más tarde, tal como habíamos acordado, le mandé por correo el archivo que me hicieron en la calle para que lo retocara nuevamente; en realidad, según me explicó con algunos tecnicismos que no entendí del todo, para recuperar la figura del niño, que aparecía un tanto perdida en medio de la fiesta amarilla. Finalmente se la remití a Gabriel Bernal Granados, editor del libro. Éste es el resultado:
Debo decir que el diseño de la portada, que es muy hermoso, todavía supuso un nuevo reencuentro para mí: Bernal Granados contrató, para rediseñar los forros de sus Libros Magenta, a Adriana Esteve; si bien no he vuelto a verla en un cuarto de siglo, no me olvido que fue ella quien, asociada con Pablo Rulfo, diseñó la maqueta original de la primera Milenio, la revista que antecedió a Viceversa.

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El poema “Murgas” de Gerardo Deniz puede leerse en http://t.co/bFyff11eW3

Más sobre Contra la fotografía de paisaje en este blog:
El contenido del libro, http://bit.ly/1C4lc9C
¿Por qué ese título?, http://bit.ly/1xS2jpo
El señor y la señora Andrews de Thomas Gainsborough (a la derecha de estas líneas), http://bit.ly/1y36XEd

Juan Miranda en Siglo en la brisa:
Retrata a Octavio Paz en el velorio de Juan Rulfo, http://bit.ly/XJsi1s
Maestro de fotografía para ciegos, http://bit.ly/1y3626I
Colabora con Vicente Leñero haciendo las portadas de Proceso, http://bit.ly/1FI3kXN