domingo, 26 de agosto de 2012

Noticias de Deniz


César Aira me citó en una desangelada cafetería muy cerca de la esquina de Callao y Corrientes. Era junio de 1999. El propósito de mi estancia en Buenos Aires era recabar información y hacer algunas entrevistas para escribir una crónica del centenario de Borges. Al poco de empezar a conversar, antes incluso de entrar en materia, Aira abordó un tema totalmente inesperado: Deniz. 
Me dijo que era uno de sus autores preferidos de la literatura mexicana y que lo leía y releía con verdadera fascinación. Estos días ha caído en mis manos un libro en el que el brillante narrador argentino expone las razones de su admiración por el poeta mexicano. Durante los últimos meses, en Argentina, México y Alemania han aparecido algunas publicaciones que contienen materiales sobre el autor de Gatuperio. Este artículo las enlista y comenta brevemente.

Dunkle Tiger, Lateinamerikanische Lyrik, de Michi Strausfeld, editora (S. Fischer, Frankfurt, 2012)
Un hermoso volumen editado en Frankfurt por la editorial S. Fischer bajo el título de Oscuros tigres compila a algunos de los poetas hispanoamericanos más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Se trata de un grupo de dieciséis autores de diez países entre los que están Olga Orozco y Juan Gelman (Argentina), Nicanor Parra y Gonzalo Rojas (Chile), Blanca Varela y Jorge Eduardo Eielson (Perú), Álvaro Mutis y Giovanni Quessep (Colombia) y Eliseo Diego y José Kozer (Cuba)… También aparecen Ida Vitale (Uruguay), Rafael Cadenas (Venezuela) y Carlos Martínez Rivas (Nicaragua). México es el único país que aporta tres poetas a la selección: Lizalde, Pacheco y Deniz. 
Firmada por Michi Strausfeld, una editora cuyo trabajo ha sido importante para la difusión de la literatura latinoamericana en tierras tudescas, la antología reúne el trabajo de diez traductores diferentes. Algo salta a la vista: es predecible que en ella estén Pacheco o Gelman, e incluso Parra, no así Deniz (cuyas versiones al alemán son de Susanne Lange). Copio la parte más interesante de la nota que le corresponde, en traducción de un amigo. Antes, no puedo dejar de anotar que la frase que se cita como del poeta contiene una ironía evidente que la editora alemana no parece percibir. 
“Su obra se nutre de literatura, ciencia y música, y de preferencia con materiales de ámbitos distantes de la lírica. Por causa de la variedad de sus influencias y por su lenguaje, ha sido considerado un neobarroco. En este sentido, Deniz no quiere mostrar erudición sino hacer malabarismos con piezas móviles, para iluminar la realidad desde las perspectivas más diversas. Muchos poemas introducen la ironía y los experimentos lingüísticos en el tono solemne. Así, su poesía ha sido señalada como una suerte de ‘contrapoesía’. Deniz dice: ‘yo mismo estoy consciente de que no escribo verdaderos poemas, sino a lo sumo parodias desvergonzadas de ese género sutil, difícil, selecto y variado llamado poesía’. Se le cuenta entre los autores marginales, ‘raros’, de la lírica mexicana, y sin embargo ha influido decisivamente en muchos poetas jóvenes. Los críticos lo consideran como uno de los poetas más innovadores de Latinoamérica.”

Los poetas hispanomexicanos, estudio y antología, de Enrique López Aguilar (Ediciones EON y UAM Azcapotzalco, enero de 2012)
Un antología de trece poetas precedida por un estudio de 175 páginas recoge la obra de los hijos de quienes pelearon la Guerra Civil y acabaron estableciéndose en condición de exiliados en México. Deniz aparece en ella junto a autores como Luis Rius, José Pascual Buxó, Jomí García Ascot, Angelina Muñiz-Huberman, Federico Patán, César Rodríguez Chicharro y Tomás Segovia. 
Habría mucho qué decir sobre este nuevo intento, el tercero por lo menos, de situar una poesía en principio planteada entre España y México y que acabó formando parte de la literatura de nuestro país. Llama la atención que de las publicaciones recientes con trabajo de o sobre Deniz, ésta sea la menos comprensiva. Quizás la explicación esté en que algunos conceptos de su autor parezcan algo estrechos y su punto de vista de cuando en cuando un tanto dogmático. Para explicar, por ejemplo, el mundo de los españoles en México no hace más que volver al maniqueo lugar común y dividirlos entre lo que llama “gachupines” y “republicanos”: los primeros, que emigraron a tierras mexicanas antes de la guerra, resultaban “represivos e intolerantes”; los segundos, que llegaron aquí como consecuencia de ella, eran “formadores e inteligentes”. Más adelante llama a aquéllos “ignorantes, ambiciosos y conservadores” y dice que carecían de la “autoridad moral” que tenían los exiliados. (¿Cómo explicarle que la misma palabra “republicanos” es conflictiva e inexacta?) Según él mismo, Deniz es uno de los poetas más singulares del libro y probablemente el que menos lazos de unión tiene con el resto: no tuvo nada que ver con los maestros del grupo, no se dedicó a la docencia, no hizo tesis, no editó revistas, no manifestó nostalgia por una cultura o un paisaje… 
Quizás por esa singularidad, el significado y los alcances de su obra se le escapan de punta a punta. ¿Qué hacer con un autor que ha afirmado de todas las maneras posibles que no se identifica con el exilio político y que incluso ha denunciado algunos de sus aspectos negativos, al revés de la idealización a la que se ha tendido en México? Cuando se refiere a la importancia de su obra, que relativiza diciendo que si Tomás Segovia o Deniz son “si no famosos, por lo menos reconocibles para segmentos mexicanos cultos académicos que leen poesía” no es porque quepa la posibilidad de que sean los mejores del grupo sino porque estuvieron “integrados al gran tranvía de la cultura presidida por Octavio Paz” (el subrayado es suyo), y todavía se refiere a “las tendenciosas encuestas de Letras Libres que suelen incluir a Deniz como si fuera el único poeta hispanomexicano”. 
Luego afirma que nuestro poeta empezó estudiando química pero “su actitud antiacademicista [sic] lo alejó de los estudios universitarios, convirtiéndose en un intelectual autodidacta y diletante”. A veces parece que para el pensamiento académico universitario sólo existe una alternativa a lo que no sea él mismo: la condición de aficionado, el diletantismo. Sin embargo, todo el que conozca a Deniz sabe que de ninguna manera le ajusta ese calificativo, de innegable connotación negativa. (Es lo mismo que uno piensa al leer esta extraña observación: “sus libros se han publicado en editoriales no universitarias”, como si fuera sorprendente que hubiera vida más allá de los cubículos…) Más adelante dice que se interesó en “cuestiones de traducción”, lo que tampoco es cierto: si durante largos años Juan Almela tradujo fue como una forma enojosa de mantenerse —aunque hubo excepciones, como en todo—. ¿Y a qué se refiere cuando escribe que “para varios lectores —inclusive expertos en literatura contemporánea—” su poesía [es] “estrambótica e incomprensible”? Es necesario preguntarle: ¿quiénes son esos “expertos”? Más allá de un par de casos anecdóticos, la crítica negativa a la obra de Deniz, si existe, no ha sido divulgada —o al menos que yo sepa—. 
Es significativo que el estudio acabe con una cita de Antonio Carreira en la que el prestigioso gongorista español describe a Deniz como “el más rebelde y original del conjunto, que ha alcanzado el paroxismo encerrando citas, enigmas y palabros en sus  poemoides, y que acaba de arreglarlo con esta declaración: ‘Comprendo que no se me comprenda pues no hay nada que comprender’”. Con sus flaquezas, el libro de López Aguilar resulta valioso porque nos pone delante de una serie de poetas de difícil acceso (Perujo, Jomí, Buxó, incluso Chicharro) y nos descubre a otros como Nuria Parés. Incluso diría que también lo es para el estudio del propio Deniz porque le otorga a éste una perspectiva desde la que es interesante y aun necesario considerarlo: Los poetas hispanomexicanos ofrece un contexto a un poeta que parecería no tenerlo, aunque sea sólo para desmarcarse de él.

La nueva edición de Mansalva (Editorial Mansalva, Colección Poesía y Ficción Latinoamericana, Buenos Aires, 2012)
A finales de 2010 estuvo en México el librero y editor argentino Francisco Garamona. Un lustro antes había fundado una editorial llamada Mansalva, nombre que tomó de la antología que reúne poemas de los tres primeros libros de Deniz (Lecturas Mexicanas, Segunda Serie, SEP, 1987). 
Garamona consiguió la anuencia del poeta para editar nuevamente el libro, esta vez bajo el sello bautizado en su honor y cuyo primer título, allá a finales de 2005, había sido El pequeño monje budista de César Aira (que por estos días reedita ERA en México). Pero lo mejor de la nueva edición es una nota precisamente de Aira reproducida en la contraportada y de la que copio algunas frases. Para él, los poemas de Deniz son “suntuosos acertijos cargados de vocablos raros, alusiones hipercultas y conclusiones oscuras. Pese a lo cual hay en ellos una luz intensa y una constante felicidad. […] Lo más atractivo de su obra son los poemas largos, o series de poemas, en los que actúan y dialogan algún personaje histórico o literario y un interlocutor menos ubicable […] en lo que terminan siendo verdaderas novelitas filosóficas pobladas de aventuras, que pueden releerse indefinidamente (porque nunca se las [sic] termina de entender), siempre con placer”. 
Y más abajo: “Con cuentagotas, ha publicado exégesis de algunos de sus poemas. Estos textos son del mayor interés pues iluminan de modo exhaustivo las alusiones históricas o enciclopédicas en general recónditas a las que el autor es proclive, y lo que parecía una máquina de puro efecto verbal se revela como un relato perfectamente razonable […] Que estas explicaciones existan, y se hayan publicado, así sea en cantidades mínimas, carga de promesas el resto de su obra y la vuelve más intrigante todavía. De hecho, sugieren un procedimiento de composición con el que se podrían reconstruir mecánicamente todos los poemas”. 
Además de reeditar Mansalva, Garamona, que acaba de fundar la revista literaria Luz Artificial, incluyó en el número inaugural de esa publicación los fragmentos de las entrevistas denicianas que salieron hace poco más de dos años bajo el título de “Superhiperbático” (Luvina, Revista de la Universidad de Guadalajara, número 58, primavera de 2010).

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Este texto apareció el día de ayer, sábado 25 de agosto de 2012, en el suplemento Laberinto (http://www.milenio.com/suplementos/laberinto) del periódico Milenio (www.milenio.com). Vaya un agradecimiento a su director, José Luis Martínez S.






El retrato de Deniz que abre este post lo hice yo mismo en Chapultepec el domingo 23 de enero de 2011. La foto a la izquierda de estas líneas, que es de esa misma mañana, es de Florencia Molfino. La de César Aira, que es de Daniel Mordzinski, la tomo prestada de http://bit.ly/nP14ZQ y la de Michi Strausfeld, de http://bit.ly/NNfWCP. La imagen en la que aparece Enrique López Aguilar es de la presentación de su libro, el 25 de febrero de este año, y la tomo de la página de la Universidad Autónoma Metropolitana, en la que hay más imágenes de ese día (http://bit.ly/Pj1YEx). La foto en que Antonio Carreira habla a la izquierda de un gran afiche de Góngora pertenece a la página del poeta Francisco Acuyo y puede verse en http://bit.ly/RMRIKq. La de Francisco Garamona la tomo de Política y medios, http://bit.ly/PERUbY. La credencial de Almela y su foto bebiendo una coca-cola pertenecen a su archivo personal.


Más sobre Juan Almela/ Gerardo Deniz en este blog:
Cuadernos y dibujos infantiles, http://bit.ly/9dkSDa
Gerardo Deniz, lector (1), http://bit.ly/hs2IA1
Gerardo Deniz, lector (2), http://bit.ly/ii4qxC


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