domingo, 12 de diciembre de 2010

El soundtrack de una vida (segunda de dos partes)

La semana pasada inicié el recuento de diez canciones que me han acompañado en algunos momentos memorables de mi vida, tal como hice para el programa de radio de Laura Barrera que se transmite por Horizonte, la estación del Instituto Mexicano de la Radio. En la entrega del pasado domingo me referí a un primer grupo de canciones que cubren los años que van de 1976 a 1992. Éstas son las que completan la lista.

6. “Qué bueno baila usted”. Buenavista Social Club presents Ibrahim Ferrer, Ibrahim Ferrer (1999)
1999 fue lo más parecido a un annus horribilis para mí. Fui más solitario que nunca, me volví particularmente irritable, enflaqué hasta quedar en los huesos. Entonces me relacioné con gente extraña, obsesionada con la muerte, y caminé a su lado parte de aquel año y del siguiente quizás sólo para entender un refrán que leí en La Celestina: “Perdido es quien tras perdido anda”. Mis pasos me acabaron llevando a un rincón extraviado de la provincia mexicana, Rincón de Guayabitos, en donde, por así decirlo, toqué fondo. Tres años antes, al igual que millones de personas en el mundo, había celebrado la aparición del disco Buenavista Social Club. De entre el grupo de músicos reunidos por Ry Cooder, desde el principio me conmovió particularmente Ibrahim Ferrer: su voz, su biografía, su infinita ternura. 
Poco después, en 1999, apareció su primer disco individual, del que mi canción preferida es la poderosa “Qué bueno baila usted”, que tiene el encanto de ser una calca exacta de la versión grabada por Benny Moré y su Banda Gigante en 1957. A los productores del programa de radio se les ocurrió ligar el inicio de la versión original con la continuación de la otra y el resultado es el de esas tomas cinematográficas que empiezan en blanco y negro y cambian al color sin que el ojo perciba el truco. En ese disco resuena mucho de lo que viví aquel año y en particular de los días finiseculares en que mi huella se pierde entre desconocidos en un balneario triste de la costa de Nayarit.
La grabación de Benny Moré puede oírse en http://bit.ly/9tkgEM
La versión de Ibrahim Ferrer, en http://bit.ly/9jJm1q


7. “Mozambique”. Desire, Bob Dylan (1975-2002)
En 2001, de común acuerdo con Sergio Autrey, quien un año antes me había comprado el ochenta por ciento de las acciones de la editorial que hacía Viceversa, decidí el cierre de la revista que fundé en 1992. Al poco tiempo me fui a España con la intención de tomarme un año sabático. Ya conté en este lugar que de camino a Madrid, ciudad en la que pensaba instalarme, fui invitado al homenaje a un antiguo maestro en un pueblo en las montañas de Asturias donde me di cuenta de que mi destino no estaba sino en aquella tierra, finalmente la de mi madre y tres de mis cuatro abuelos. Renté un estudio en la Plaza del Sol, en el corazón del viejo Oviedo, y un año más tarde me mudé a un departamento en un edificio frente al Campillín. 
Además de la mía, tuve por lo menos otra “casa”: un bar en un rincón del casco antiguo llamado El Paragües, donde pasé algunas de las veladas más entrañables de aquel tiempo. Aunque siempre tuve simpatía por Dylan, esta canción, a la que identifico con esas noches, fue la que me convirtió en fan: su guitarra, la hermosa segunda voz de Emmylou Harris, un violín… En ese mismo disco está la que para mí es la canción más hermosa de la historia del rock: “Oh sister”. Con todo, si me inclino por “Mozambique” es porque en ella resuenan mejor que en ninguna otra la risa de Susana, las conversaciones con Bolo o Pancho y la lealtad a toda prueba de Tomás, que forman parte de mis recuerdos más felices de los cerca de cinco años que viví en la antigua Vetusta.
La canción puede oírse en http://bit.ly/d8zUJK


8. Dueto “Wir eilen mit schwachen, doch emsigen Schritten” de la cantata “Jesu der du meine Seele”, BWV 78. 6 Favourite Cantatas, J. S. Bach. The Bach Ensamble, Joshua Rifkin (1998-2004)
En 1991, gracias a la propuesta del poeta David Huerta, fui invitado a pasar un año en la Universidad de Bucknell, en el estado de Pensilvania, para trabajar como profesor adjunto (teaching assistant) del Departamento de Español. Quizás el egresado más famoso de esa universidad situada a orillas del río Susquehanna sea nada menos que Philip Roth. 
Allí conocí al madrileño Xavier Pascual Aguilar,* desde entonces uno de mis mejores amigos, quien me contagió su infinito, voraz y casi imprudente amor a la música: They Might Be Giants, The Stone Roses, Paul Weller, Hoodoo Gurus, The Smiths… Al final de aquel año escolar me había vuelto casi tan adicto como él, lo que me preparó para acceder (una vez de regreso en México) al orbe musical de Sergio Vela, a quien había conocido una década antes en la preparatoria y de quien he sido amigo íntimo desde entonces. 
Hace poco, Sergio, quizás la persona que más sabe de música en México (www.sergiovela.com), me regaló una fantástica caja llena de discos de Haydn, Liszt, Beethoven, Respighi, Strauss, Chávez… que ni siquiera he acabado de revisar. Aunque bien podría poner algún otro ejemplo, he elegido este dueto de la famosa cantata número 78 —llamada algo así como Jesús, Tú que a mi alma—porque me identifico con el aire general de la pieza y me fascina el juego de las voces cargadas de encanto y alternancias contrapuntísticas.
El dueto puede escucharse en http://bit.ly/cuN40Z


9. “Calle real”. Calle real, Camarón de la Isla, Paco de Lucía y Tomatito (1983-2006)
Durante el tiempo que viví en Oviedo se enfrió algo mi afición al cante flamenco. No podía ser de otra forma si se considera que es grande el desinterés por el fenómeno jondo en las heladas tierras del norte. Pero esa música de origen sureño que cuando era niño me parecía terrible acabó jugando un importante papel en mis aficiones quizás porque representa una parte de mis raíces: mi abuelo materno era andaluz. Hay algo en la belleza y el carácter de mi madre que no corresponde exactamente a su Asturias natal, algo que está en mi hermano y mis dos hermanas y que no puede provenir más que de tierras andaluzas. 
Más allá de mi nacionalidad mexicana, algo de eso debe de haber influido para que me haya sentido, a pesar de lo cómodo que en general estuve en Oviedo, ajeno a Asturias y los asturianos. ¿Será que como hispanoamericano me identifico antes con el sur peninsular? De lo que nadie puede dudar es del poderoso atractivo del gran Camarón de la Isla: quien lo conoce a él y en su voz y jondura el flamenco traído a sensibilidades modernas, es difícil que no se apasione por su obra. A partir de un par de discos que le robé a mi padre a finales de los años ochenta, durante la última década he conformado una dilatada y gozosa discografía flamenca. Si escojo "Calle real" es porque el fandango de Huelva es un "palo" fácil y reconocible, lo que lo hace propicio para empezar a tomarle gusto al misterioso género; y sobre todo porque precisamente en Huelva nació mi abuelo materno, José María Figueroa Monís. Quizás por todo eso, mejor que ninguna otra esta música representa para mí la España que, sin estar consciente plenamente de ello, durante años durmió bajo mi piel.
La canción puede escucharse en http://bit.ly/aDt7TK


10. “Ojalá que te vaya bonito”, de José Alfredo Jiménez. Cosas del corazón, Oty (2006-2010)
A pesar de su nombre vallejiano, mi Otilia no nació en Santiago de Chuco ni en Lima (http://bit.ly/bv99D5 ) sino en Oviedo, en 1944, en donde dieciocho años después conoció a mi padre, y luego de un breve noviazgo se casaron y nueve meses y un día más tarde, en México a donde corrieron a instalarse, me tuvieron a mí. Una de las más antiguas imágenes que conservo de mi Otilia es la de la jovencísima española con la guitarra entre los brazos encandilando con su gracia a los graves emigrantes del norte español entre los que vino a morar, en cuyo repertorio estaban las canciones que ella y ellos trajeron consigo a América —pero también las mexicanas que aprendió en España aun antes de su emigración y que nunca ha dejado de interpretar con su pronunciación de allá, lo que añade un matiz invaluable al fraseo de aquí. 
En 1997, aprovechando el fácil acceso a las nuevas tecnologías y cediendo a una idea vieja grabó su primer disco, Anda y señálame un sitio, experiencia que luego repitió en dos ocasiones: Oty le canta a Asturias en 1999, y Cosas del corazón —quizás su mejor trabajo— en 2006. Algunos amigos me ayudaron a enmarcar el talento de mi Otilia (que en la foto aparece bailando en una gala de fines de los años ochenta para recaudar fondos para la lucha contra el cáncer de mama) en esos tres discos sucesivos, como el fotógrafo Adolfo Pérez Butrón o la diseñadora Soren García Ascot. Cuando preparaba esta lista, le pregunté por meil cuál de las canciones de su último disco debía poner en el programa, y ella, que primero me dijo que la que yo escogiera, se arrebató a sí misma la palabra y escribió: “Ojalá que te vaya bonito” de José Alfredo Jiménez. Una manera hispanomexicana, y por eso muy suya, de poner un apasionado punto final.
La canción puede escucharse en http://bit.ly/cxdcQw

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*Xavier Pascual Aguilar formó parte de Los Potros, un conocido grupo de garage beat del Madrid de los años ochenta (en la foto se le reconoce porque es el único que tiene lentes). Actualmente es miembro de The Frinchers, grupo que reúne a algunos antiguos “potros” y cuya música puede escucharse en www.myspace.com/thefrinchers.


A los cinco primeros lectores que me escriban un comentario sobre este post a oralapluma@gmail.com les haré llegar por correo ordinario un ejemplar de Cosas del corazón, el más reciente disco de mi Otilia.

Las emisiones de El Soundtrack de una vida pueden escucharse los domingos a las seis de la tarde por Horizonte, en el 107.9 de FM (o por www.imer.gob.mx). La mía, que fue transmitida el domingo 7 de septiembre pasado, está en http://bit.ly/d8nuPB

3 comentarios:

  1. Tu blog sigue brillando, ahora aún más al incluir tan bella música y entrañables recuerdos.

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  2. The Frinchers es actualmente el mejor grupo de Power Pop y garage que hay en Madrid, yo soy fan y
    me alegra ver que estan traspasando fronteras, animo y a seguir asi.

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  3. ¿Cómo se define "Amigo íntimo"?

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